Un nuevo estudio ha revelado que, a partir de las 25 horas trabajadas por semana, el rendimiento disminuye y se merman multitud de capacidades, desde la memoria hasta el procesamiento de cierta información.
Trabajar 40 horas a la semana, u 8 horas al día, a las que a menudo se añaden horas extraordinarias, no es adecuado para el trabajador ni para la productividad a nivel empresarial. Probablemente, cualquier empleado haya notado que a partir de cierto umbral este rendimiento disminuiría notablemente, pero esta sensación resulta que viene acompañada —y defendida— por una amplia trayectoria de estudios científicos.
Una búsqueda del Melbourne Institute of Applied Economic and Social Research Australia reveló que el número óptimo de horas de trabajo es de 25 por semana, lo que equivale a 3 días en lugar de 5, especialmente si tienes más de 40 años. Un paso más allá, dice la investigación, las habilidades cognitivas disminuyen drásticamente y sobreviene la fatiga y el estrés. La idea es todo un contrapunto a la filosofía de Elon Musk, que se jacta de trabajar hasta 80 horas semanales.
De esta forma, los efectos se sienten en la pérdida de la memoria, las habilidades lingüísticas, la concentración y la velocidad de procesamiento de la información, así como mantener ciertas funciones cognitivas que solo permanecen en niveles altos durante este periodo. Tras él, el cansancio las disminuye drásticamente.
Pero si la reducción de horas puede llegar a parecer una utopía, lo cierto es que ya es una realidad en Países Bajos, por ejemplo, donde desde el año 2000 está en vigor una ley que permite a los trabajadores reducir las horas y pedir trabajo a tiempo parcial. La semana de 4 días es común y adoptada, entre otros, por el 86% de las mujeres con hijos y el 12% de los padres.